-- -- -- Sol-Naciente: Capítulo 14.- LA BODA (Capítulo completo)

sábado, 6 de noviembre de 2010

Capítulo 14.- LA BODA (Capítulo completo)

Era una mañana preciosa. Había llovido la tarde anterior y ahora el cielo, cubierto por unas ligeras nubes altas, permitía a la luz solar pasar tamizada, iluminándolo todo y haciendo que la vegetación adquiriera miles de tonos distintos.

La mayoría de los invitados ya estaban allí y se reunían en corrillos charlando, riendo y sacando fotos.

- ¿Temes que se lo haya pensado mejor? – le dijo Billy entre carcajadas.

- No, claro que no – contestó Charlie con un tono algo irascible, frotándose las manos y andando de un lado a otro.

- Papá, papá – repetí para que me prestara atención-. Estás guapísimo, todo saldrá perfecto- le dije dedicándole una de mis mejores sonrisas.

Me la devolvió a medias sin parar de caminar.

- Chicos, una foto – nos dijo Jacob sujetando una de esas máquinas anticuadas que pasan el carrete haciendo girar una ruedecita.

Nos acercamos a la silla de Billy. Mi padre me rodeó por la cintura y Seth corrió para ponerse a mi lado. Sonreímos y el fogonazo del flash dejó todo en blanco por una milésima de segundo.

- Están a punto de llegar – le dijo Seth a mi padre.

Jacob empujó la silla de Billy hasta el centro del claro. Allí habían preparado un gran círculo y varias sillas alrededor de él. Se suponía que eso haría las veces de altar para la ceremonia. Los invitados se fueron colocando.

La boda sería muy sencilla, una corta ceremonia y después, la fiesta. De la comida, que habían dejado preparada debajo de una gran carpa de lona blanca, se había encargado la gente de la reserva. La pobre Alice sólo se había tenido que encargar de montar la logística para que todo pudiera llegar allí.

- Estás preciosa – me dijo mi marido con un singular tono seductor en su voz.

Le sonreí por toda respuesta y le contemplé, vestido con aquel traje de etiqueta negro que le sentaba tan bien y contrastaba con su perfecta piel de mármol. El mejor modelo de cualquier portada hubiese palidecido a su lado. Caminó hasta estar a mi lado de modo casual, pero con ese porte que la educación de primeros del siglo pasado le había dejado impreso. Buscó mi mano mientras mantenía sus ojos clavados en los míos y la levantó despacio para llevársela a sus carnosos labios y besarla dulcemente.

- Te quiero – le susurré sin poder apartar mi mirada de la intensidad de sus preciosos ojos dorados.

Me sonrió tiernamente y pasó la otra mano por mi cintura. El resto de la familia Cullen ocupó sus asientos y Edward se fue junto a ellos tomando a nuestra hija entre sus brazos.

Busqué entre los invitados a Emily, que estaba ya colocada en nuestra posición, y fui a su lado. Ella, Leah y yo éramos las damas de honor mientras que Jacob y Seth, que también estaban ya colocados junto a la línea que formaba el gran círculo, eran los padrinos. Los dos estaban increíblemente guapos. Ambos con un pantalón en tono gris y una amplia camisa blanca de algodón ajustada por debajo de la cintura con un fajín de colores suaves y un típico collar quileute que les tapaba la pechera.

Era sorprendente lo que había cambiado Seth en ese año. De sus facciones se había borrado cualquier rastro de niñez a pesar de que había cumplido los diecisiete hacía unos meses. Era casi tan alto como Jacob y tenía la misma enorme complexión física. Sus ojos negros y su sonrisa siempre eran sinceros y parecía haber pocas cosas que enturbiaran su perenne halo de felicidad.

El viejo Quil Ateara apareció ataviado con un traje típico de la tribu en color tierra y con una de esas coronas llenas de plumas en su cabeza. Recordé las bromas de Emmett y agradecí que se hubiera ofrecido voluntario para quedarse en el primer turno con Ish en la casa.

Ella había mejorado mucho, tanto que sólo quedaba en el cuello una fea herida que aún no había cerrado del todo. No nos había contado mucho de sus intenciones el día del ataque. Estábamos convencidos de que, de algún modo, se había enterado de aquel rastro de los vampiros en Seattle y que pensó que venían por ella. Tenía una fijación enfermiza con que no la atraparan.

No con vida.

Carlisle había descubierto, por los análisis, que en la sangre de Ish había ponzoña. Lo que no tenía explicación era por qué el veneno no atacaba su ser, por qué no infectaba su sangre y la transformaba en vampiro. Tenía veinticuatro cromosomas al igual que mi hija o los lobos y, al igual que pasó con el brazo, en su cuello la temperatura era muy inferior. Parecía que la ponzoña se dirigía ahí donde se producía una herida y esto ayudaba a su rápida curación. Afortunadamente, habíamos recibido una llamada de Tanya diciéndonos que Eleazar estaba en camino y que, si no se demoraba, esa misma noche llegaría.

Por fin apareció la novia con una bonita túnica de cuero fino teñido en color rojo y un fajín, a juego con el de Seth, Jacob y el nuestro, las damas de honor, pero algo más ancho y con unos dibujos geométricos en los colores de la tribu: el blanco, azul, amarillo y negro, cada uno de los cuales, según me había contado Seth en una de sus –últimamente frecuentes- visitas a nuestra cabaña, simbolizaba un punto de la tierra -Este, Sur, Oeste y Norte, por ese orden-.

A su lado venía Leah, vestida con un vestido vaporoso de tirantes del mismo tono carmesí del vestido de la novia, el fajín y un par de plumas por todo tocado de su corta melena. Apenas le quedaba una pequeña marca en la parte inferior del labio, que estaba segura pasaba desapercibida para los poco desarrollados ojos humanos. Cuando llegó a mi lado, pareció estudiar mi vestido, idéntico al suyo y al de Emily.

Los ojos de Charlie flamearon de alegría al ver llegar a Sue y me pareció percibir el brillo húmedo de una lágrima a punto de salir. Estrecharon sus manos y se besaron sin dejar de sonreír.

Sam, Billy y Quil oficiarían la boda. Los asuntos legales los habían arreglado por la mañana. Ahora era el turno de la parte romántica.

Quil empezó a hablar con su potente y rugosa voz en quileute y Billy, con la voz aún más poderosa, tradujo las palabras. Hablaron de la fuerza de la tierra, de la potencia del viento, del impulso del agua y el poder del fuego. Agradecieron a las fuerzas de la naturaleza el haber permitido que las vidas de Charlie y Sue se encontraran y que de ellas hubiera surgido el amor.

Entonces, se dirigieron a nosotras. Tomé la toalla y esperé a que ambos se lavaran las manos en una pequeña palangana de plata que sostenía Leah.

- Al lavaros las manos, aceptáis dejar atrás vuestras vidas pasadas para que nada interfiera en la nueva vida en común que emprendéis hoy ambos – explicó Billy traduciendo a Quil.

Ambos enjuagaron sus manos y le tendí la toalla a mi padre, que me guiñó un ojo y me sonrió. Debió pensar que estaba a punto de emocionarme y lo cierto es que así era, aunque ello no tuviera más señal en mi semblante que la afectada mirada con que le observaba.

Emily secó las manos de Sue y Jacob y Seth les echaron por los hombros dos pesados tapices de azul intenso. Los novios, junto con los tres oficiantes, pasaron al centro del círculo y bendijeron cada uno de los vientos de los cuatro puntos cardinales. Entonces Sam tomó dos piedras depositadas en el centro y se acercó hasta la gruesa línea que delimitaba el círculo. Las chocó entre sí unas cuantas veces hasta que salió una chispa que prendió en la mezcla oleosa con la que habían dibujado el perfil. Unas bajas llamaradas formaron una circunferencia de fuego alrededor de ellos. Sam les despojó de las pesadas mantas azules y les colocó un único mantón de un purísimo blanco en señal del futuro que se abría ante ellos.

Quil bendijo la unión y los novios se besaron para sellar el compromiso.



No sé cuántas veces había posado para fotos a lo largo de la tarde, ni cuántas canciones había bailado a manos de mi padre, de Edward, mi hija, Seth o Jacob. No pude evitar reírme al ver que Emmett, que se había incorporado con nosotros al hacerle el relevo Esme, no paraba de poner en compromisos a Seth con las chicas y el muchacho ya no sabía dónde esconderse. Creo que nunca había estado en una celebración donde hubiese habido tanta música, tantos colores y tanta diversión.

Me alejé unos metros intentando evitar que volvieran a pedirme bailar, que la falta de equilibrio no supusiera un problema no significaba que hubiera adquirido aptitud alguna para moverme con gracia por la pista. El día empezaba a oscurecerse y Paul, Jared y Embry colocaban en algunos sitios donde la luz de las carpas no llegaban, unas antorchas tan altas como una persona.

Unos cuantos flashes de cámara lanzaron varios fogonazos cuando Charlie y Sue empezaron a bailar de nuevo. Al final de la primera estrofa se separaron y anduvieron por entre los invitados hasta que localizaron a Leah, que salió a la pista de baile con Charlie y a Seth que acompañaba a su madre.


- ¿No te han dicho que no está bien ir a una boda y eclipsar de este modo a la novia?
La luz de una de las antorchas que acababan de encender, le iluminaba sólo la mitad de su bello rostro. Ignoré su comentario recordando fugazmente la diferencia entre Charlie y él. Estaba claro que en un concurso de eclipsar a alguien, él se llevaría no sólo el primer premio. Los jurados estarían inexorablemente obligados a darle todos los premios.

Me tomó entre sus brazos y me meció levemente, apenas marcando el ritmo apagado de la canción.

Estuvimos así unos cuántos minutos más, hasta que alguien decidió empezar de nuevo con la tanda de fotos. Y esta vez me costó un poco más de trabajo volver a escabullirme a uno de los rincones.


- Parece mentira. El año pasado estábamos celebrando la tuya - me di la vuelta al reconocer la voz de mi padre, que me tendió los brazos.

- Cierto. Creo que con ésta cubrimos el cupo por un tiempo - le abracé y él me rodeó con sus desgarbados brazos.

- Gracias por venir, por estar aquí, por permanecer cerca.

- Quiero estar cerca, papá, todo lo que pueda.

- Bien – me contestó y permanecimos un largo rato abrazados. Probablemente el abrazo más largo que mi padre me había dado en mi vida adulta.

Charlie y Sue terminaron de despedirse del resto de invitados y se marcharon. La noche empezaba a caer y nosotros también debíamos irnos.

Durante todo el camino de vuelta Edward no dejó de canturrear y reviví en mi mente los momentos más bonitos de la ceremonia. Todo había sido perfecto.

11 comentarios:

  1. Hola guapa, está genial el capitulo, me gustó, y felicidades por tener tanta audiencia.

    Besis.

    ResponderEliminar
  2. Si la verdad que muy bonito escriibis.. te sigo todos los dias..mil gracias..
    BESOTES¡¡¡

    ResponderEliminar
  3. HOOOOOO
    ESTA SIMPLEMENTE GENIAL MUERO POR LEER LO QUE FALTA ESTA GENIAL GRACIAS POR DELEITARNOS CON ESTA HISTORIA TAN TAN TAN LINDAAAAA.:)

    ResponderEliminar
  4. solo puedo decir que estoy impresionada, felicidades por el curroq ue te has dado buscando informacion sobre la boda, todo genial y por fisss mas!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  5. cuando publicaras el capitulo 15??? esta muy bonita e interesante la historia tu la inventaste o es del verdadero libro???

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias a tod@s !!!
    Busqué un montón de información para saber cómo era una boda típica. Espero no haber metido la pata en nada :/
    Bienvenid@s a l@s nuev@s :))
    Renesmee, publico los lunes, miércoles y viernes. En la página de Facebook es dónde suelo poner cuando actualizo y si hay novedades. :)

    ResponderEliminar
  7. PUES DELEL VACANCISIMO EL CAPI..............KIERO EL PROXIMO YAP................¡¡¡¡¡¡

    ResponderEliminar
  8. genial como todos jejej

    ResponderEliminar
  9. te felicito sigue asi vas a ser una gran escritora o mejor dicho ya eres gran escritora..


    ( D@rk666Fr@u.)

    ResponderEliminar
  10. Un capítulo precioso y se nota que te has pegado un buen curro de documentación, queda todo muy natural, casi como imágenes en movimento... Pero qué bien escribes, Raquel!!

    ResponderEliminar
  11. bellisimo el capitulo muy romantico... m dieron hasta ganas d casarm a mi tambien.. jejejej... no mentira.. espectacular.. d verdad t feicito tanta imaginación

    ResponderEliminar