Capítulo 12.- El ataque (2ª y última parte)

El plan no me llamó particularmente la atención así que decidí quedarme para ayudar a Alice con el asunto de la boda. Apenas quedaba menos de una semana para el enlace y no había echado ni un vistazo a lo que estaba organizando.

Empezó a sacar todo tipo de recortes y revistas además de algunos apuntes de una caligrafía exquisita en donde figuraban los nombres de los invitados al enlace. Esme se unió a nosotras y Alice empezó a hacer un resumen conciso sobre cómo y con quién iría cada uno. Edward y Carlisle llegaron cuando Alice seguía con la representación de una boda típica según la antigua tradición y se sentaron a nuestro lado para observar.

Entonces todo pasó demasiado rápido. Edward se levantó girando en el aire y se lanzó al exterior. Un sonido gutural salió de su pecho antes de llegar afuera, llamando a Carlisle, que se incorporó con la misma velocidad y corrió tras él. Me levanté para verlos desaparecer al otro lado del río justo por donde ahora podía divisar a Rosalie venir a toda prisa con mi hija entre sus brazos. Apenas llegó, me dio a la niña y se marchó sin pronunciar una palabra. Su rostro lleno de furia contenida me dejó helada. Esme se precipitó tras ella y antes de que Alice también echara a correr la agarré del brazo para que no me dejara sola. Me dedicó una mirada que desvió hasta mi hija, que escondía su cara entre mi pelo.
Entonces un montón de imágenes atestaron mi mente. Alice tomó la mano de Nessie y ella empezó a mostrarnos a ambas lo que había visto.

Caminaba de la mano de Rosalie e Ish precedidas de Jacob, que les condujo hasta un pequeño claro no muy lejos de la cabaña. Lo reconocí enseguida pues muchas veces íbamos allí a pasar la tarde con la niña. Al llegar, la niña percibió el olor de Seth y Leah.

- Ish, quiero presentarte a un par de amigos- anunció, Jacob pagado de sí mismo.

De entre la vegetación aparecieron lentamente dos gigantescos lobos que se acercaron a ellos. Ish soltó el aire con fuerza ante la sorpresa pero no se movió ni un milímetro. Es más, al cabo de medio minuto fue ella la que se aproximó a ellos. Nessie le pidió a su tía que la tomara en brazos para poder ver mejor todo. Una dulce carcajada salió de su garganta cuando Ish tocó la cabeza de Leah y ésta le bufó malhumorada. Entonces, el relajado rostro de Ish se contrajo y apartó la mano. Anduvo los pocos metros que la separaban de Nessie y la besó con una expresión torturada en sus ojos, empañados por el dolor.

- Rosalie, por favor, dale las gracias a tu familia. Todos ellos han sido muy buenos conmigo. Siento los inconvenientes que haya podido causaros y ,sobre todo, siento mucho lo que va a ocurrir ahora – musitó Ish con voz ominosa.

Cerró los ojos durante un segundo y los abrió con un nuevo brillo de ira en ellos.

- Los Cullen más cercanos son los de la casa. Será mejor que te lleves allí a la niña.

Noté cómo mi hija se afianzaba en los brazos de su tía y empezaba a sentir miedo.

- ¿Qué es lo que pasa? - dijo Rosalie con la voz acerada mientras aseguraba a la niña con firmeza, ladeando su postura para interponer su cuerpo entre ellas.

- ¿De qué va esto?- preguntó Jacob con el ceño fruncido.

- He intentado explicároslo, Jacob, pero no me habéis hecho caso. No pueden cogerme. Yo no quiero ser uno de ellos. Jacob, siento tantísimo lo que va a pasar – la voz de Ish salía temblorosa. Rosalie retrocedió un par de pasos mientras miraba a su alrededor buscando de dónde venía el peligro. Ish levantó su mano derecha y pasó las yemas de sus dedos por los dientes inferiores, produciéndose cortes en cada una de ellas por las que empezaron a brotar sangre. Una leve ráfaga de aire empujó el aroma hasta donde estaba mi hija. A través del recuerdo de mi hija, pude percibir aquel sobrecogedor olor que hizo estallar fuego en mi garganta, a la vez que tensaba mis músculos. Rosalie gruñó mientras retraía los labios enseñando los dientes.

- ¡Vete! – le ordenó Jacob.

Rosalie necesitó más de un segundo para reaccionar pero mi hija se movió en su regazo y ello pareció hacerla volver en sí. Aún así, no se marchó. Jacob intentó acercarse pero Ish levantó el brazo para mantener las distancias.

- Tranquilizaos todos- gritó Jacob.- Ish, ¿qué ocurre?-

Los dos lobos enseñaron los dientes de modo amenazante mientras se colocaban a ambos lados de mi amigo.

- Lo siento – susurró Ish mientras con un rápido movimiento arañaba el pecho de Jacob con su mano ensangrentada. Jacob se quedó sin respiración. En un primer momento su expresión era de incomprensión, hasta que se llevó la mano al pecho y de entre los jirones en que había quedado la camiseta empezó a brotarle gran cantidad de sangre.
Las rodillas de mi amigo fallaron y le tiraron al suelo mientras gritaba de dolor. El corazón de Renesmee pareció dejar de latir en ese momento. Ish se separó de Jacob esperando el envite de la loba que se tiraba a por ella. Pero Leah no llegó a alcanzarla. Su hermano se había lanzado contra ella, desviándola de la trayectoria. Ish giró sobre sí misma y clavó sus uñas ensangrentadas en el muslo del lobo, que profirió un agudo aullido de dolor. Rosalie corrió en dirección a la casa pero mi hija seguía viendo parte de la escena a través de los árboles. Leah había girado sobre sí misma y se tiraba al cuello de Ish. Esta vez Seth no podría pararla.
Imágenes de Jacob tirado en el suelo retorciéndose de dolor y de Ish a punto de ser embestida por Leah se repetían en mi mente. Aparté la mano de Nessie de mi rostro conmocionado.

Entonces Edward irrumpió en el salón con un cuerpo cubierto de sangre.
- No respiréis – ordenó con una voz tan gutural que no parecía la suya.