-- -- -- Sol-Naciente: Capítulo 4.- CHARLIE. (1ª parte)

sábado, 25 de septiembre de 2010

Capítulo 4.- CHARLIE. (1ª parte)

Reuní toda la valentía de que fui capaz y paré el motor del coche, descartando la posibilidad de salir huyendo. El Volvo estaba aparcado al lado del patrulla de mi padre, que me esperaba con la luz de la entrada encendida.
El cielo estaba cubierto de una densa capa plomiza de nubes que descargarían de un momento a otro. Me encogí un poco al pensar que la verdadera tormenta estaba dentro de la casa. Nessie dormía de manera plácida y la tomé en brazos de forma cuidadosa para que no se despertara. Quizá Charlie no se atreviera a chillarme con ella en mi regazo.
Antes de que llegara a la entrada, la puerta se abrió y salió mi padre, acercándose a grandes zancadas.
A pesar de la distancia y la oscuridad, pude apreciar en sus ojos un brillo de enfado que se desdibujó en cuanto se percató de que llevaba a Nessie conmigo.
- Trae, anda, ya la llevo yo- percibí cómo se encorvaba al recibir el peso de mi hija-. Madre mía, cada día pesa más, ¿qué le dais de comer?- echó a andar hasta el interior de la casa y dejó a la niña en el sofá. La observó por un momento y la tapó con la manta que solía tener en el respaldo.
-¿Dónde está Sue?- dije al percatarme de que no había nadie más.
-Se ha marchado a llevar a Quiril y Billy. No sé por qué insistió en ir ella sola. Hoy todo el mundo actúa de un modo extraño.
Me mordí el labio. Había sido una ingenua al no pensar que estaría fuera. Era evidente que tendrían que reunirse para deliberar sobre lo que había pasado y qué medidas tomar. Estaba sola con Charlie.
-¿Quieres beber algo? -me preguntó con el gesto serio de nuevo.
-No, estoy bien. Gracias, papá -contesté intentando mantener un tono agradable.
-Pues yo necesito una cerveza -se fue hasta la cocina y sacó una del fondo de la nevera. La destapó y le dio un largo trago-. Bella, necesito hablar contigo.
Charlie no era una persona a quien le gustara andarse con rodeos para según qué cosas, así que decidí que lo mejor era adelantarme a él. Había ciertas cosas que él no debía saber por su propia seguridad y qué significaba que esa chica era “como nosotros” era una de ellas.
-Papá, no sé hasta dónde podré explicarte -mi voz salió un poco estrangulada por el nudo que se empezaba a formar en mi garganta.
Me observó atónito por un segundo y entrecerró los ojos, probablemente para no dejarse llevar por el enfado. Miré al suelo para no encontrarme con él cuando volviera a abrirlos.
-Bella, cariño, entiendo que tú hayas escogido un tipo de vida que se escapa a mi entendimiento. Si esa es tu elección, de acuerdo. La tomaste siendo mayor de edad y no le preguntaste a nadie. Hasta ahora no te he dicho nada. No me creía con derecho a decirte cómo tienes que vivir tu vida, no es que yo haya sido un gran ejemplo para ti. Pero has de saber que nada de esto me gusta -continuó con un tono más severo-. He estado aguantando por ti y por Nessie, sin hacer preguntas, sin saber nada. Haciéndome el tonto cada vez que veía algo raro, como que nunca comes o bebes. Tu aspecto… a veces he de mirarte dos veces para saber que eres tú. Te ha cambiado hasta la voz. Ni siquiera tuviste el valor de contármelo tú. Tuvo que venir Jacob y…-sacudió su cabeza como si quisiera quitarse la imagen que acababa de recordar-. Bella, no te imaginas el daño que me has hecho durante estos meses, pero me decía que tú estabas bien y eras feliz y me valía con eso.
Alcé la vista y me quedé mirándole con el gesto desencajado. Sentí la necesidad absoluta de confortarle, pero no tenía modo alguno de hacerlo. Me sentí pequeña, como si mi cuerpo estuviera menguando o quizá era la tierra que había empezado a tragarme.
¿De verdad Charlie lo había pasado tan mal con mi transformación? ¿Pensaba que había perdido a su hija y no me reconocía cuando me miraba? Para eso no estaba preparada.
- Y la niña –frenó en seco su argumentación. Me dio la espalda y apoyó sus manos abiertas sobre la encimera de la cocina.
- Ella es especial- intenté hacer que mi voz sonara menos musical y lo único que me salió fue un débil susurro del que no estaba segura que hubiese escuchado.
-Sí, es la criatura más maravillosa que he visto -contestó aún de espaldas-. Bella, por vosotras puedo hacer lo que me pidáis con tal de no perderos. Puedo seguir mirando a otro lado cada vez que Nessie dobla un cubierto de plata o me habla de libros que jamás he leído ni leeré. Puedo obviar que, en apenas un año, parezca una criatura de seis. Pero -vaciló mientras se giraba y me miró con gesto suplicante- no me podéis pedir que os deje la vida de otra persona en vuestras manos, sin saber nada. Confío en que lo que tú haces es bueno para ti, porque tú lo has elegido y se te ve feliz. Pero necesito unas cuantas respuestas -ahora su voz era una mezcla de tristeza y enfado. Tuve la sensación de que había querido decirme mucho antes esto, pero nunca lo había hecho…por mí. Porque me quería.
- Charlie, yo lo siento –balbuceé. - Nunca imaginé que esto pudiera ser tan duro para ti. Sólo quería lo mejor para todos y…nunca pensé, lo siento, de verdad.
Permanecimos en silencio durante un rato, los dos mirando al suelo. A Charlie y a mí no se nos daban bien ese tipo de conversaciones.
- Lo que le pasó a esa chica, ¿se lo ha hecho un…lobo?
-No.
-¿Fue alguna otra cosa rara que desconozco? -ahora no me interrogaba mi padre, sino el jefe de policía de Forks.
- Creo que sí.
Por favor, que no me pregunte qué cosa rara es, rogué
- Imagino que es mejor que no sepa de qué se trata.
Asentí, esperando que con eso le valiera.
-¿La chica sigue en peligro? ¿Esa cosa puede atacar a alguien más?
-No lo creo, de eso se están ocupando ahora Jacob y los demás -lo era mejor no nombrar específicamente a Edward y sus hermanos, evitando así la pregunta de en qué manera intervenían ellos–. Y la chica está en manos de Carlisle. Sabes que en él se puede confiar -añadí en un intento de mejorar la situación.
- Eso creía -contestó con la voz cansada y mirando al vacío, como si su mente se concentrara en otro sitio.
Eso creía antes de saber que los Cullen eran parte de ese otro mundo del que le hubiera gustado no saber nunca nada, cavilé.
Me empezó a faltar el aire y por momentos notaba cómo las paredes se me echaban encima. La situación comenzaba a superarme.
- Papá…- necesitaba hacerle sentir mejor de algún modo.
- Bella, prefiero que no me digas nada a que me mientas -me miró traspasando mis ojos mientras pronunciaba de manera pausada estas palabras que apuñalaban mi corazón una a una. Mi corazón inerte. No tenía derecho a tener uno que latiera.
Era, con toda seguridad, la persona más egoísta que conocía. Ésta no era la primera vez en que había actuado en mi propio beneficio, permitiendo que fueran otros los que sufrieran. No quería que en esta ocasión ocurriera lo mismo. Nadie soportaría por mí esa angustia.
Le estudié detenidamente. Aquel hombre cansado y vencido, de ojos marrones rodeados de profundos surcos y marcadas ojeras, era mi padre. Apretaba los labios para callar unas cuantas acusaciones más que probablemente mereciera. Charlie soportaba una carga que yo había ignorado y que le estaba hundiendo. Me pareció, de repente, más envejecido y maldije por una fracción de segundo mi engreída juventud eterna.
-Lo siento -noté cómo me escocían los ojos queriendo llorar, pero no podían. Un vampiro no puede llorar. Otro detalle que echaba mucho de menos.
-¡Maldita sea, Bella! ¡Deja de sentirlo! -estalló- No te estoy diciendo todo esto para que te sientas mal. Lo que quiero que entiendas es que tú hiciste una elección que nos afectó a los demás, confiando en que nuestro cariño compensaría esto -me dijo señalándome con ambas manos, intentando abarcar mi cuerpo. – Pero no puedes esperar que todo el mundo se adapte a ti, a vosotros. Si esa chica está herida, debe ir al hospital, sea lo que sea. Si hay algo que le ha hecho eso, debe ponerse a la población bajo aviso y hacer lo que se tiene que hacer, independientemente de los lobos y de…vosotros. ¡No sois el centro del mundo, Bella! No podéis confiar en que todo el mundo se mueva bajo vuestros intereses sólo porque es lo que os conviene -me chilló con los ojos llenos de ira y una extraña punzada de orgullo me aguijoneó el pecho.
Los Cullen en pleno seguían viviendo allí porque yo quería permanecer a su lado, para que él no me perdiera. Era nuestra vida la que se adaptaba a la suya y no a la inversa.
- Charlie, estás muy equivocado respecto a eso- contesté a la defensiva.
- ¿Ah, sí? ¿Por qué? Venga, hija, ilústrame.
- Sabes que no puedo. Era una de las condiciones…- respondí con voz áspera.
- Una condición, sí, que acepté y que vivo con ella, pero ¿qué tiene que ver esa condición con la excursionista? O ¿acaso cada vez que aparezca alguien herido en el bosque tendré que ir a pediros permiso para llevarla al hospital?

5 comentarios:

  1. Soberbio! Es la perfección hecha capítulo.

    ResponderEliminar
  2. Impresionante... ver a charlie así... dios me encantó el capi. Pobre bella como saldrá de la situación...

    Gracias por poner el capi. Un 10 al capi. y otro para la escritora.

    ResponderEliminar
  3. Uffff... no esperaba ver nunca a Charlie así, vaya bronca!! Qué bien dibujada la escena, de verdad, una maravilla leerlo!!

    ResponderEliminar
  4. Yo también tenía ganas de un Charlie más humano. Tenía que darle voz en toda esta historia. No era posible, que estuviera calladito tanto tiempo por mucho lobo y secretos que hubiese. Me alegra un montón ver que acerté. Esta tarde os pongo la siguiente parte. Muchas gracias por leerme y comentar. Me ayuda mucho ver qué pensáis. :)

    ResponderEliminar
  5. A mí nunca me pareció que Charlie fuera tonto en los libros, solo un padre demasiado comprensivo y permisivo, que al fin y al cabo había recuperado a su hija, y finiquitó su vacío interno cuando eso sucedió. Después a duras penas supo lo que le sucedía a su hija, y por fin Charlie ha despertado, y no creo que quiera tolerar más permitir a Bella hacer lo que él cree que está en su mano...ya le permitió bastante...mira...se convirtió. Genial el capi. :)

    ResponderEliminar