-- -- -- Sol-Naciente: Capítulo 28.- BIENVENIDA (1ª Parte)

lunes, 17 de enero de 2011

Capítulo 28.- BIENVENIDA (1ª Parte)

¿Qué se hace cuando alguien no quiere vivir, cuando morir tampoco es una opción aceptable, pero cada respiración supone una tortura?

¿Qué hacer cuando ves a un ser querido anhelando el final a cada segundo?

¿Dónde acaba su derecho a terminar y empieza el nuestro a desear que sigua adelante?

Era como imaginarme que Alice decidiera desaparecer, o Jacob. Tenía claro que no lo permitiría. Estaba convencida de que eso era lo correcto, luchar por ella mientras ella no pudiera. La obligaría a ver de nuevo el mundo, a despertar de su amargo letargo. Por su bien, por el nuestro, por el de Edward.

Ambos compartían ahora un pedacito de su mente y la pena que la consumía absorbía también la felicidad de mi marido. Debía sacarlos a los dos de ese trance. Aún ignoraba cómo, pero sabía que ése era mi nuevo cometido en esta vida y lo conseguiría, de un modo u otro.

- ¡Jasper! – la voz desesperada de Seth llegó de la biblioteca.

Durante las últimas treinta y seis horas Ish se había despertado sobresaltada de la misma pesadilla más de una docena de veces. Cuando lo hacía no recordaba dónde estaba o quiénes éramos. Su mente estaba atrapada en esa noche en que su familia en pleno había sido brutalmente asesinada por un aquelarre de vampiros. Ni siquiera recordaba la parte en que Nicolás la sacaba de allí.

Seth no se había separado de ella un instante desde su conversión y aunque, mientras estaba despierta le ignoraba, igual que al resto, mientras dormía se pegaba a él de un modo vehemente, como si quisiera entrar en su piel, el único lugar seguro que ella encontraba, lejos del frío tacto de aquellos asesinos monstruosos.

Una vez más nos llevó más de cinco minutos recordarle que estaba a salvo. Sólo cuando rompía a llorar sabíamos que estaba de vuelta. Su mente volvía a la realidad y su espíritu se desmoronaba. ¿Cuántas veces podría soportar aquello antes de rendirse definitivamente?

Seth la tomó en brazos y la devolvió a la cama mientras Esme continuaba con aquellas frases llenas de ternura y afecto.

- Seth, disculpa, ¿me dejas a mí? – le pedí antes de que se tumbara junto a ella.

El muchacho titubeó y miró por un instante el cuerpo inmóvil de Ish, una vez más, sumida en algún lugar atormentado de su psique, consumida, en la espera de otra atroz pesadilla.

- Necesitas descansar – afirmé.

- ¿Y si…?

-Venga, tío, estas que te caes. ¿Por qué no te echas sólo un rato? Bella cuidará bien de ella – terció Emmett desde la puerta.

- Yo también me quedaré – añadió Jasper.

No puso objeciones, la miró una vez más con un gesto apenado y salió de la habitación. Le oí arrastrar los pies hasta el cuarto de Ish y al poco respiraba profundamente entre sueños que debían ser intranquilos.

Me tumbé a su lado y coloqué el edredón en mi regazo para protegerla del frío tal y como recordaba que hacía Edward. La abracé con cuidado y le acaricié el pelo liso color caramelo tostado, mientras le tarareaba mi nana. Notaba el fuerte influjo de Jasper a mi lado y pronto ambas estuvimos envueltas en una apacible aureola, aunque su mente, una vez más, volaba lejana a esta realidad.

- Hola – me susurró Jacob desde la entrada-. ¿Qué tal?

- Parece que de momento no vamos mal – le susurré.

Se sentó al otro lado de la cama y de forma automática Ish acomodó su postura para acercarse al calor que desprendía mi amigo. Pasó menos de una hora hasta que se volvió a quedar dormida y después apenas veinte minutos hasta que empezó a chillar. Esta vez ya no conseguí convencer a Seth de que siguiera durmiendo, a pesar de que Jacob también se quedó.


Con Edward la única diferencia eran los gritos. Pero la mayor parte del día se tomaba grandes molestias disfrazando de simple apatía su desazón. Creo que sus esfuerzos por simular normalidad era lo que más me dolía.

Jasper continuó arriba junto con Esme. El resto de la familia estaba en el salón. Mi hija acababa de terminar su clase de piano con su tía y ahora se entretenía jugando con ella y Emmett. Cuando me vio bajar, se tiró a mis brazos y enseguida visualicé diferentes imágenes de Ish.

- Pronto se pondrá bien – me sentí muy mal pues era algo que no podía asegurar, pero hacer que mi hija estuviera preocupada no ayudaba a nadie. Edward se sentó en la silla de cuero del piano y posó sus manos en las teclas, sin hacerlas sonar. Permaneció durante unos minutos sin mover ningún músculo y me quise engañar pensando en que quizá estaría escogiendo la pieza. Pero no fue así. Sus dedos no cambiaron de postura y su mente se perdió lejos, demasiado lejos.

- Mamá, ¿puedo subir a verla?- los preciosos ojos color chocolate de mi hija me miraban atentos.

- Ahora no, cielo, necesita descansar – escondió su dulce carita en mi cuello e inmediatamente mi mente recibió pensamientos de colores difusos que se fueron materializando en imágenes donde oteaba el bosque en busca de pistas, en busca de algún rastro. La visión se movía de un lado a otro y podía percibir las siluetas de Jasper, Alice y Rosalie corriendo por el bosque nevado en una bonita mañana. Era capaz de sentir a Jacob a mi zaga y una risa de cascabel salió de mi pecho o, más bien, desde el pecho de Nessie. Me contemplé a mí misma de la mano de Edward mirándola con ojos de felicidad mientras corríamos a su velocidad. La risa profunda de Emmett llegaba de entre los árboles, mientras se deslizaba por el bosque. Siguió un poco más el rastro de Carlisle y Esme, hasta que llegó al gran claro de entre las montañas. Una espesa manta blanca cubría todo alrededor y en el centro dos figuras borrosas que se cogían la mano.

Mi hija corría hacia ellas sin dejar huellas en la inmaculada nieve y sus contornos se definían hasta formar las nítidas figuras de Seth e Ish, que la miraban sonrientes. Pero cuanto más se acercaba mi hija, más lejos parecían estar. Entonces los labios de Ish articularon una frase que Nessie no alcanzó a oír, mientras una lágrima brillante resbalaba por la sonrosada mejilla de mi amiga. Seth la acurrucó entre sus brazos mientras se miraban embelesados y desaparecían al mismo tiempo que el eco de las montañas coreaba aquel mensaje inaudible:

<< Nessie, me marcho para siempre. Adiós >>



Noté una cálida humedad traspasar mi fina camisa verde de hilo mientras regresaba a la realidad. Coloqué mi mano en su espalda para abrazarla dulcemente mientras la mecía de un lado a otro.

- ¿Por qué no se puede quedar con nosotros, como una familia? – me susurró al oído. Me mordí el labio buscando una respuesta que poder darle.

- Cariño, no será para siempre – me di cuenta de que mi voz había sonado demasiado a una promesa cuando ya era tarde. Me miró y en sus ojos percibí una increíble luz de alegría.
Edward se acercó hasta nosotras y la esperanza de que él corrigiera la interpretación errónea de mi frase se esfumó enseguida. Tan pronto como nos abrazó a ambas se dio media vuelta y subió al piso de arriba.


Nunca le habíamos explicado a la niña el concepto de la vida mortal. ¿Cómo explicarle a tu hijo que ciertas personas como Charlie, Sue envejecerían y desaparecerían para siempre de su vida? Y en el caso de Ish, si ella no terminaba de convertirse, probablemente ocurriera lo mismo. ¿Cómo le podríamos explicar que Ish tenía un alto riesgo de morir incluso antes de que envejeciera? ¿Cómo decirle que exactamente por eso debía marcharse? Los Cullen éramos un foco de luz cegadora que apuntaba al cielo y mientras permaneciera a nuestro lado sería fácilmente localizable por aquellos de los que ella huía.



Esme, Jacob, Jasper y por último Seth bajaron al salón.

Me pregunté qué iba mal, una vez más, y me sentí cansada. Mentalmente cansada pero a la vez alerta. De manera deliberadamente lenta, Edward bajó las escaleras y apareció en el salón con Ish en brazos. En su cara seguía aquella expresión de imperturbabilidad y recordé en mi mente por una fracción de segundo mi etapa zombi. Sólo la compañía de Jacob me daba una tregua de mi tormentoso agujero y en un rincón de mi cerebro se empezó a extender la esperanza de que quizá Edward hubiese encontrado un modo de apaciguar ese dolor. Me pareció evidente que algo había pensado cuando miré a los animados ojos de Alice.
Emmett y Jacob apartaron un poco el mobiliario del salón dejando bastante espacio libre. Carlisle se unió a aquella extraña reunión y poco después Eleazar, Carmen, Garret y Kate. La última en llegar fue Tanya, que se quedó un poco más apartada.

Edward se situó en el centro del espacio que habían dejado libre y depositó con mucho cuidado los pies de Ish en el suelo, sujetándola por los hombros para ayudarla a mantenerse en pie.

- Gracias por participar en esto – nos lanzó una mirada rápida a todos y fijó sus ojos en los de Ish que, por primera vez desde la noche en que Edward la había mordido, parecía mínimamente interesada en algo que la alejara del dolor.

Miré de reojo a Alice que fruncía los labios; me dio la sensación de que intentaba no emocionarse.

Edward se aclaró la garganta mientras Ish le seguía clavando los ojos.

- Todos hemos perdido a seres queridos. Mi madre murió en la camilla de al lado mientras yo agonizaba, ni siquiera pude darle la mano para despedirme; Esme perdió a su bebé; Rosalie fue brutalmente tratada por su prometido… Perdimos una familia pero ganamos otra.

Su voz se perdió en un intenso silencio sólo roto por los sollozos de Ish, que empezaba a resquebrajarse. Su cuerpo se dobló ligeramente mientras se abrazaba el pecho angustiada. Entonces Edward tomó su rostro y sus miradas se intensificaron. Percibí cómo el cuerpo de ella se estremecía ligeramente y cómo mi marido asentía. Intuí que tendrían que estar hablando en privado, ya que ahora ella tenía aquel don.

- Familia, os presento a Nuria - dijo en voz alta sin desviar su mirada –. Nuria Cherish Cullen. Bienvenida a la familia – y se fundió con ella en un cálido abrazo. Alice ya estaba a su lado cuando Edward la soltó.

- Bienvenida – le dijo y la abrazó antes de que ella pudiera reaccionar.

La siguiente fue Esme y tras ella Rosalie. Uno tras otro le dieron la bienvenida. Nessie me pidió que la bajara y fue hasta su lado. Ish se agachó y prolongó un poco más el abrazo con mi hija.

- Es un placer tenerte entre nosotros – le dijo Carlisle cuando fue su turno.
Me quedé la última. Cuando la estreché entre mis brazos, noté cómo su cuerpo se estremecía entre los gimoteos y la apreté con fuerza.

Ella debía despertar ahora, Edward le había abierto los ojos y ahora era nuestro turno para mostrarle lo que había ahí para ella. Todos nosotros, una familia, un poco atípica, pero una familia que la quería y que no la dejaría. En una existencia a medias entre los vampiros y los humanos nuestro grupo era lo mejor que podíamos ofrecerle.

6 comentarios:

  1. Ooooo que lindo capitulo.. me encanto... Espero ansiosa el siguiente capitulo..

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  2. esta geniaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaal

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  3. si esta spr ojala y ya no se valla sino ke se kede con ellos

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  4. EY!!! Genial el capi. Me gustó la forma en que expresas como se siente Ish (ahora Nuria, nuria??) jaja....

    Gracias por le capi.

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  5. Que lindo, me encanto mucho este capitulo espero que el siguiente lo publiques la continuacion rapido.....

    Carla.

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  6. buenisimo.. un poco tard pero ya volvi a actualizarme

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